domingo, 12 de noviembre de 2017

A las ofertas engañosas, diles no

Cuando un profesional engaña a su público deja de ser un profesional. En materia de oratoria cuando un artista ofrece un producto y el mismo resulta en perjuicio para el auditorio, no podemos llamarlo artista o profesional.

Te aclaro que este artículo es una denuncia. Sí, porque en la actualidad, por recomendaciones de marketing y para ser tendencia en el mercado, llegamos a abusar del público, robando su tiempo y su dinero y eso lo hacemos amparándonos en la publicidad engañosa.

Aquella máxima que afirma con el público no se juega, ni en el juego es algo que los oradores novatos debemos cumplir. Muchos en busca de atraer asistentes a nuestras presentaciones recurrimos a prácticas delictivas, ejemplo de ello es cuando ofrecemos en la publicidad de una conferencia el abordaje de un contenido que no llegamos a desarrollar, en otros casos, ofrecemos unos beneficios inmediatos para quienes asistan a nuestras presentaciones, beneficios que no llegamos a cumplir.

Es verdad que toda publicidad tiene como objetivo primario lograr en el oyente que se despierten sus deseos y necesidades por comprar, adquirir o participar en aquello que publicitamos, lo cual no tiene nada de malo, como sucede cuando publicitas una conferencia: Como hablar en público para triunfar, por ejemplo, el público esperará ansiosamente que les facilitemos las herramientas necesarias para ser un triunfador al hablar en público, pero imagínate que en vez de eso, como le sucedió a un amigo en una actividad, la conferencia que lleva ese título sea un encuentro de oración por los enfermos o desempleados.

Debemos esforzarnos por evitar toda falsedad. Hablamos, anunciamos, predicamos de conformidad con lo que publicitamos  y lo que vivimos. Allí la clave. Somos profesionales o artistas que estamos para edificar no actuemos para defraudar y te aseguro que el público lo agradecerá.

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