domingo, 3 de diciembre de 2017

Las 3 cualidades que dan credibilidad a un orador

Una de las claves fundamentales para lograr el éxito en la vida se fundamenta en la credibilidad, clave de la cual no escapa el arte de la palabra hablada. 

Aunque no podemos negar que en el siglo XXI la credibilidad junto al liderazgo son de las cualidades más golpeadas por nuestras incoherentes acciones.

Ya no es suficiente el decir sí o no, eso debe ser registrado y notariado con testigos para que se trate de cumplir, aun así, muchos violamos lo prometido, con lo cual llegamos a afectar negativamente nuestra imagen de honestidad, coherencia y rectitud.

Esto lo sabe y lo viven quienes asisten a nuestras presentaciones. Dudan. Desconfían. Son escépticos ante el mensaje. Todo esto dificulta el proceso comunicativo.

En los tratados clásicos de oratoria firmados por Aristóteles, se indica que para persuadir debemos trabajar el pathos, ethos y logos, donde lo relacionado con el ethos nos favorecerá para inspirar confianza en el auditorio, debiendo tener en cuenta que 3 son los elementos necesarios de cultivar para alcanzar tal fin.

Nos dice Aristóteles que la prudencia, la virtud y la benevolencia, son los elementos preponderantes dentro del ethos para lograr la ascendencia moral sobre el auditorio y tener de esta forma credibilidad, es decir, son las 3 cualidades que dan credibilidad a un orador.

Podemos observar que los 3 elementos que Aristóteles nos refiere conforman un círculo cerrado, donde la prudencia, llamada la virtud del gobernante, se complementa con la virtud, la cual nos dispone a siempre actuar a favor del bien y, más aún, sobre aquellos que tenemos algún tipo de autoridad, con lo cual practicamos la benevolencia

Ahora bien, tenemos que asumir que ni la prudencia, ni la benevolencia y menos aún la virtud son rasgos innatos del ser humano. No. Son componentes de la conducta humana que deben ser cultivados con disciplina y conciencia para que puedan crecer e impregnar nuestro caminar, siendo necesario su ejercicio diario.

Por lo tanto, tener credibilidad ante nuestro auditorio es un trabajo diario que debemos hacer, debido que nadie nace teniendo credibilidad. Debemos construirla. 

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