lunes, 1 de enero de 2018

El poder seductor de "había una vez"

Si hay una frase que a todos nos engancha es: había una vez. Una expresión que inunda nuestra alma de fantasía y hace volar nuestra mente por espacios y lugares maravillosos.

Decir había una vez es continuar un legado milenario de contar cuentos,  historias, transmitir relatos. Para los oradores, aprender a contar historias es fundamental por la utilización que hacemos de distintos niveles de comunicación, potenciando en el auditorio su capacidad imaginativa, espiritual, fantástica y perceptiva.

Eso se debe al hecho que toda historia, bien contada, rompe todo ordenamiento lógico y cruza como una flecha poderosa hacia el hemisferio derecho, donde le reciben con dulzura la creatividad y la imaginación.

Según el psicólogo, Yaacov Trope, el poder seductor del “había una vez” radica en la fuerza de la distancia sicológica, es decir, cuando “nos alejamos de nosotros mismos vemos aspectos de la realidad que por su propia naturaleza -cercana y abrumadora- permanecen en un punto ciego”. 

Ahora bien, cuántos de los asistentes a una conferencia son impactados por una historia bien relatada que los hace emocionar y descubrirse. Una historia que los une y los separa en la imaginación. Una historia que los recrea y reconstruye. Allí se hace vida el poder seductor del había una vez.

Sin embargo, no todos sabemos utilizar ese poder seductor. Muchos nos quedamos en el vacío de la palabra, no la alimentamos con la fuerza de la evocación, no le damos sonoridad a las imágenes con lo cual se hace imposible aflorar deseos y emociones en nuestro público.

Si miramos a Jesús encontramos el modelo perfecto para aprender a utilizar "el había una vez". Alguien que recurrió a esta expresión para educar y transmitir valores, dar vida y esperanza, alimentar y saciar. Debemos aprender de él. Su técnica. Su fuerza narrativa.

Hoy más que nunca “el había una vez” es vigente, perdurable y seductor y cabe en todo discurso, en toda presentación, aprender a utilizarlo es nuestro reto.