domingo, 7 de enero de 2018

Aprender a desaprender para hablar en público

La vida de todo hombre está llena de momentos, en boca de Borges, o de circunstancias, si escucháramos a Gasset, pero más allá de ambos conceptos, lo que nadie puede negar es que la vida de todo hombre es una triada de: aprender, desaprender y reaprender.

En la oratoria, esa triada afecta de manera continua, porque en muchas ocasiones nos domina el hábito de hacer las cosas siempre de la misma manera, con lo cual seguimos enfocando nuestra capacitación para hablar en público en un área específica, llegando a descuidar otras.

Piensa por un momento lo rutinario que puede llegar a ser que en cada presentación utilicemos siempre la misma técnica de inicio, que nuestro cierre sea tan predecible que a nadie impacte o sorprenda porque es la única técnica que dominamos, que siempre compartamos las mismas ideas y de las mismas formas.

Como afirma Rualdo Anzueto aprender a desaprender es dejar de hacer lo mismo de la misma manera. Es decir, encontrar o descubrir que sí existen otros caminos que permiten llegar al mismo lugar, dejando las limitaciones que comúnmente tenemos, por otras que no hemos experimentado.

Es por ello, que el aprender a desaprender es una decisión constante de todo ser humano, pero más aún de aquel que se precie de ser un orador.

Alvin Toffler afirmó los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer o escribir, sino aquellos que no puedan aprender, desaprender y reaprender.

Esto obedece al hecho que desaprender implica un cambio de mentalidad y la asimilación de nuevos hábitos de vida, así podemos llegar a tener una amplitud de perspectivas, pudiendo dar aportes críticos que sumen en la evolución del artista que estamos construyendo.

Es  cierto, que desde el mismo instante de nuestro nacimiento dominamos ciertos patrones: respirar, movernos, comer, pero para hablar en público no es así, los hábitos que necesitamos, en su gran mayoría, merecen nuestra atención para llegar a dominarlos, con ello la vida se vuelve un espacio de constante aprendizaje, voluntaria o involuntariamente, porque el ambiente y el entorno nos motiva a adoptar nuevas ideas, nuevas actitudes, nuevas habilidades que posteriormente se convierten en formas de pensar.

Ya sabes, el reto es aprender a desaprender para llegar a reaprender y con ello crecerás en muchas áreas de tu vida personal y profesional, dedica tiempo, el mundo te agradecerá que le regales una mejor versión de ti mismo.