Toda
presentación ante un auditorio requiere de la atención consciente de varios
elementos por parte del orador, para poder comunicar, conectar y transmitir.
De
las armas con las que se cuenta para el logro de esos objetivos, el
desplazamiento es de las más poderosas.
Partamos
del principio que afirma: “todo objeto en movimiento atrae
la atención”. Este principio nos ayuda debido que el orador necesita que
el público mantenga su atención en él, debiendo aprovecharse del desplazamiento
para lograrlo.
Aunque
debemos advertir que al desplazarnos debemos hacerlo con seguridad, transmitiendo naturalidad, para
ello es importante que previo a nuestra presentación practiquemos cómo vamos a hacerlo,
organizando lugares de ubicación y movimientos, ya sean de interacción,
enfoque o transición, porque de no preparar nuestro desplazamiento podemos caer
en dos extremos: exceso o ausencia del mismo.
Hay
autores que afirman que “tan malo es el presentador que constantemente se mueve
de un lado para el otro (el patrullador) como el que toma una posición en la
tarima y no se mueve en toda la exposición (la estatua)”. De allí la necesidad
de aprender y descubrir como desplazarnos en el escenario, parte importante de
lo que llamamos “acción oratoria”.
Ahora
bien, para lograr que nuestro desplazamiento sea cada vez más poderoso, podemos
partir del dividir el escenario, físico o mental, en 9 partes: alto o arriba, centro
y bajo, estas 3 divisiones las subdividiremos en: izquierda, centro y derecha.
Si
en nuestro discurso necesitamos transmitir ideas conflictivas, problemas o
adversidades nuestro desplazamiento debería ser en la izquierda, ya sea bajo o
centro, porque según investigaciones de las neurociencias “esa es la parte
donde psicológicamente se procesan los problemas”, para transmitir resúmenes,
finales o conclusiones podemos recurrir al lado derecho del escenario.
Recuerda
que son recomendaciones, no son leyes, partiendo de la idea que son áreas de
estimulación del pensamiento y sabiendo que nuestros desplazamientos generan un
choque directo e inconsciente sobre el público, el cual puede o no reaccionar.
En conclusión,
mantenerse en un solo punto genera un solo punto de vista, haciendo que la
acción persuasiva sea mucho más difícil de lograr, por lo cual debemos entrenar
nuestros desplazamientos y lograremos que esta poderosa arma juega a favor de
nuestro discurso.