domingo, 8 de julio de 2018

Un ejercicio clave para ayudarte a controlar el miedo escénico

En nuestros entrenamientos una de las preguntas más comunes a la hora de estudiar el miedo escénico es: ¿qué ejercicio puedo hacer para eliminar esto que siento?.

Siempre resulta difícil dar fórmulas generales para controlar cualquier miedo, porque cada persona manifiesta de forma diferente esa emoción, más aún en lo que respecta al miedo escénico, pero hoy vamos a intentar acercarte a un principio que sí es efectivo para controlar el miedo escénico y que podemos, desde lo particular, aprovechar al máximo, es el principio de enfoque en la acción.

Este principio afirma que al momento de experimentar una emoción que nos inhibe o nos paraliza debemos enfocarnos en lo que debemos o necesitamos hacer y no, en lo que estamos sintiendo.

Es por ello, que la próxima vez que tengas que hablar en público y sientas que el ritmo cardíaco se acelera, que el rostro se te sonroja sin causa aparente o el deseo de ir al baño se vuelve muy continuo, debes intentar lo siguiente:
1ro. Te apartas a un lugar donde puedas estar solo por unos minutos.
2do. Cierras los ojos (es opcional).
3ro. Te concentras en lo que sientes a nivel corporal (frío, calor, frescura)
4to. Haces un recorrido de arriba abajo tratando de relajarte. Inicias en los ojos, luego bajas a la nariz, seguidamente a la boca y así hasta que llegues a los pies.
5to. Una vez que relajes lo pies vas a mover el dedo gordo del pie derecho. Te enfocas en lo que sientes. Lo mueves hacia arriba, abajo, a los lados, luego lo haces con el dedo gordo del pie izquierdo. Dedica uno o dos minutos a pensar en los dedos. Míralos en tu mente. Cómo se mueven. Con qué chocan o qué están acariciando.
6to. Luego te diriges al lugar donde vas a dar tus palabras, te acercas a alguien que no hayas saludado o inicias una conversación con uno de los presentes o de los organizadores.

La idea de este ejercicio está en asimilar la emoción dominante, el miedo, logrando que nuestro enfoque se quedé en lo que estamos o vamos a hacer.

Al principio puede costar el dominarlo, pero en la medida que lo vayas poniendo en práctica podrás avanzar en su ejecución, por ejemplo, al principio puede que necesites cerrar los ojos para poder relajarte y concentrarte, pero luego de practicarlo varias veces, podrás llegar a hacer el ejercicio sin necesidad de cerrar los ojos.