domingo, 1 de abril de 2018

¿El miedo escénico? Empezando a comprenderlo.

Cuando en clase de oratoria se nos explicó que una de las técnicas para lograr el control del miedo escénico era investigar y consultar sobre sus consecuencias en nuestro organismo, tanto a nivel fisiológico, cognitivo y conductual, pensé que era una recomendación trivial.  Hoy me doy cuenta cuán grande era mi error.

Sucedió que al momento de dar una conferencia corrí a investigar del tema que iba a desarrollar, pero gracias a la Providencia llegué a toparme con material sobre el miedo y leí muchas de las cosas que el profesor en clase nos había dicho. Allí pensé "no era una recomendación sin importancia", porque el miedo escénico no es solamente cosa de definirlo o de atribuirlo a la baja autoestima del individuo, es algo más complejo que inicia en el conocimiento y finaliza en la persona. 

Desde ese momento cada vez me apasiona más entender cómo un glándula cerebral llamada amígdala "revisa constantemente toda la información que llega al cerebro a través de los distintos sentidos con el fin de detectar rápidamente cualquier cosa que pueda influir en nuestra supervivencia y una vez que detecta el peligro, la amígdala orquesta una respuesta rápida de todo el cuerpo que nos empuja a alejarnos de la amenaza, lo cual aumenta nuestras posibilidades de supervivencia”, ello lo explica Justin Feinstein, investigador de la Universidad de Iowa (EE UU). 

Entonces, logré comprender que el miedo escénico no es mi enemigo, contrario a lo que afirman muchos autores en sus libros, ese estado inhibitorio es una ayuda natural del organismo a "fin de prepararse para huir o resistir", mediante la segregación de una ilimitada cantidad de sustancias químicas entre las que están: adrenalina, serotonina, dopamina, oxitocina, vasopresina, etc, ello no es con la finalidad de vencerlo sino de protegerme.

En consecuencia, valoro que mi cuerpo realice una serie de pasos en forma automática como mecanismo de defensa, por ello cuando los latidos de mi corazón aumentan para bombear más sangre a los músculos y el cerebro, cuando los pulmones toman aire más rápidamente para proporcionar oxígeno a mi cuerpo, las pupilas se agrandan para que pueda ver mejor y el sistema digestivo y urinario comienzan a trabajar más despacio para que pueda concentrarme en cosas más importantes, me digo de manera pausada "tengo miedo escénico".