Cuando
uno es amante del hablar en público anda siempre en modo aprendizaje, recurre para ello a la lectura de libros, entre otras iniciativas, pero olvidamos, muchas veces, detenernos a mirar el mundo animal
el cual nos regala grandes valores que son verdaderas lecciones de vida. Hoy
les comparto tres de esas lecciones:

2do. Silencio. Los
seres humanos hoy poseemos un lujo enorme del cual muchas veces no nos damos
cuenta: el silencio. Sea por práctica o por rutina nos hemos acostumbrados a creer
que toda comunicación pasa por la emisión de sonidos, pero cuán lejos de la
verdad estamos. Si miramos a los animales logramos descubrir el gran valor del silencio,
debido que es el acto que permite que ellos exterioricen el mundo interior. Cuántas
veces al ir por la calle notamos en un poste de luz un ave cuyo silencio solamente
es roto por algún peligro cercano. En casa, nuestros perros, gatos o peces qué
tiempo duran sin emitir sonidos, aunque no signifique que no están comunicando.
Los animales recurren al silencio para comunicarse y aquí aplica aquella máxima
“los buenos oradores dominan las palabras, los buenos comunicadores: los
silencios”. Ojalá lleguemos a dominar tanto las palabras como los silencios.
3ro. Solidaridad. La
solidaridad es lo que hace al ser humano más humano, porque implica dar o hacer
sin esperar nada a cambio. Ser solidarios es colaborar con los necesitados. En qué
ocasiones hemos dado un mensaje al público necesitado de esperanza, de
motivación, de ideales. Pero debemos ir más allá. No podemos conformarnos
solamente el ser solidarios con y desde la palabra hablada. Debemos reconocernos
unidos y sentirnos parte de un todo social que necesita nuestro dar sincero y profesional
para que se pueda mantener, así como hacen los delfines que cuando encuentran a
otro delfín desvalido le ayuda a mantenerse a flote. Es necesario continuar en espíritu de solidaridad ayudando a otros que al igual que nosotros están en esa búsqueda constante por ser mejores. Nos toca colaborar con la sociedad para que no camine en suciedad.
Me despido en este artículo recordándote que aprender es una
decisión y un acto de humildad.
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